Las
galaxias espirales son abundantes en nuestro Universo (nuestra propia
galaxia Vía Láctea es una galaxia espiral) y poseen tamaños muy
variables, que van desde los 15.000 a los 150.000 años luz de
diámentro.
Desde el núcleo,
o región central, extraordinariamente brillante y con una gran
cantidad de estrellas, se extienden varios brazos formando espirales
formados por estrellas jóvenes. En el bulbo, o eje central se
concentran las estrellas más viejas que brillan con tonos rojizos.
Por ejemplo:
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